Persisten múltiples barreras para el desarrollo de personas sordas: Víctor Zurita

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-Al conmemorarse este lunes el Día Nacional de las Personas Sordas, calificó como indignante que éstas deban enfrentar la falta de oportunidades laborales, y la carencia de una educación de calidad acorde a sus necesidades

No obstante, la lucha por el reconocimiento de nuestros derechos, las personas sordas debemos seguir enfrentándonos a todo tipo de barreras sociales por discriminación, recalcó el diputado Víctor Zurita Ortiz, presidente de la Comisión Especial de Atención a Personas con Discapacidad de la LXXV Legislatura del Congreso del Estado.

Al asistir al evento realizado en el municipio de Zitácuaro, agradeció infinitamente a Elizabeth Rodríguez Arroyo, presidenta de la Asociación «Mis manos hablan para Ayudar», resaltó la importancia de que se garantice el desarrollo pleno y un entorno libre de discriminación a las personas sordas.

Destacó el trabajo de la activista Elizabeth Rodríguez, quien es un ejemplo y motivación para muchas personas con discapacidad en esta lucha que los une, por la inclusión y para eliminar la discriminación.

Al conmemorarse este lunes el Día Nacional de las Personas Sordas, calificó como indignante que éstas deban enfrentar la falta de oportunidades laborales, la carencia de una educación de calidad acorde a sus necesidades, deficiencias en la atención médica, discriminación y en general, y la invisibilidad a la que la misma sociedad.

“El Estado nos han sometido al considerarnos mudos e incapaces de realizar aportes importantes a la vida política, tecnológica, económica, social y cultural de nuestro país, tan sólo por el hecho de vivir en un mundo donde ser parte una minoría lingüística es igual a ser excluido o minimizado”.

Víctor Zurita recalcó que los datos oficiales reportan en el país aproximadamente 2.3 millones de personas con discapacidad auditiva, sin embargo, apuntó que la discapacidad es social, es decir, no se trata de un número, sino de la calidad de vida a la que se permite acceder en silencio a este sector de la población, en un silencio discriminatorio y lacerante que a pesar de los derechos adquiridos continúa enfrentando a las múltiples barreras de comunicación interpersonal y el acceso a los servicios básicos.

“Desde ese, nuestro mundo, en donde la música más que escucharse puede sentirse; en donde nuestras voces la hacen nuestros propios movimientos; y en donde nuestro límite no es el silencio, sino las barreras que otros nos imponen; hemos logrado, con mucho esfuerzo, ser reconocidos en diversas normativas nacionales e internacionales que protegen y promueven nuestros derechos humanos”.